viernes, 22 de septiembre de 2017

Bucarest

Bucarest

Bucarest es el final de nuestra ruta por Rumanía, donde hemos estado dos días y medio. La hemos visitado con mucho calor hasta 31ºC, temperatura inusual en esta temporada del año, que ha hecho mella en nosotros.

Bucarest está llena de grandes bulevares, queriendo imitar a París. Ésta era la pretensión de Nicolae Ceausescu entre los años setenta y ochenta, para que Bucarest fuera una ciudad importante en Europa.  Ello supuso graves quebrantos para mucha gente que fue desplazada de sus casas bajas a edificios de pisos y ésas casas derruidas para construir grandes bulevares.

Vista desde el Balcón del edifico del Parlamento.
En primer lugar la Plaza de la Constitutiei y al fondo el Boulevard Unieri.

Parte norte de la Plaza Constituiei.

Llegamos a Bucarest sobre la una de la tarde, descansamos una buena siesta y cuando el calor bajo un poco, tomamos un taxi para ir al casco antiguo de la ciudad. Nuestro primer taxi en Bucarest y la primera timada de 10 leí. Al final hablaremos de los taxis.

Poco anduvimos por el casco antiguo, nada más entrar nos encontramos con la Cervecería Caru' cu Bere, el local más demandado de Bucarest por su antigüedad y decoración, aunque un 50% de las mesas están en la amplísima terraza de la calle, con oferta de cocina rumana e internacional, pero no fue nada del otro mundo con respecto a la cocina rumana que ya habíamos probado en varias ocasiones y los precios normales, no baratos como anuncian las guías.



Después de cenar nos dirigimos por la calle Victoriei hasta el Ateneul Roman para escuchar el concierto de música clásica. El concierto comenzaba a las 22:30 horas como colofón a las diversas actividades musicales del Festival Enescu (compositor rumano).

Una vez presentado Bucarest comenzaré por la gran ilusión de Ana, la más melómana, escuchar un concierto de música clásica en el Ateneul Roman, para lo que tuvimos que adelantar un día la llegada a Bucarest, al domingo día 17 que había concierto y para lo que tuvimos que andar listos a finales de Julio para sacar las entradas por Internet.

Fue un concierto coral de orquesta, sopranos, tenor, barítono y coro interpretando la misa mayor en do menor de Mozart fue precioso y la pieza anterior, también de Mozart con orquesta y soprano me entusiasmaron. Nunca había estado en un concierto con sopranos cantando en directo, desconozco como se llaman técnicamente sus figuras de canto, pero me gustaron mucho.

Final del Concierto.

Ana emocionada a pesar de ser las doce de la noche. Sala circular.

Al día siguiente madrugamos poco para estar a las diez de la mañana en el edificio del Parlamento y del Senado. Para su visita tuvimos suerte, iba a comenzar un grupo en español y entramos con ellos. Es un edificio de dimensiones colosales y se enumera como el segundo mayor del mundo para la administración, tras el Pentágono.


Su construcción comenzó en 1985 por orden de Ceausescu y finalizó cinco años más tarde. También se recurrió a la destrucción de gran cantidad de viviendas bajas. 

Su atractivo en visitarlo puede estar en su grandiosidad, por su decoración interior y por la monumentalidad de los grandes volúmenes. El mármol, los cristales de las lámparas y la madera son originarios de Rumanía.

 Concebido como un teatro o cine y hoy Sala de Conferencias. La lampara pesa 4.000kg y dentro de ella puede haber un hombre de pie para cambiar las bombillas.

 Largos pasillos que acaban en puertas de madera de roble.

 Sala de recepciones de los presidentes del Congreso y del Senado. Las columnas son de mármol.

Sala donde tuvo lugar una de las últimas reuniones sobre los derechos humanos de la ONU.
La lámpara pesa alrededor de 2.000kg.

 Dos grandes escaleras enfrentadas entre sí parten de la entrada principal hasta el piso superior.
Las grandes cortinas fueron confeccionadas en monasterios de monjas de Bucovina.

Una vez finalizado nos fuimos al hotel a descansar otro rato y pronto saldría con mi máquina en ristre a recorrer la Calle Victorieri donde comencé el raid fotográfico en el Ateneul Roman. El Ateneul construido entre 1886 y 1888 con un pórtico Jónico para su entrada, el interior es circular y su sala más importante está elevada y también es circular para mil espectadores.

Portada Jónica del Ateneul Roman.

En el fresco de la pared que circunda toda la sala, excepto el escenario se narra la historia de Rumanía.
Fotografía tomada la noche del concierto.

Techo de la sala circular, expuesta más arriba.  
Fotografía tomada la noche del concierto.

Hall de entrada con las escaleras de ascenso a la sala principal.  
Fotografía tomada la noche del concierto.

Escalera principal, cerrada al público.
Fotografía tomada la noche del concierto.

Bucarest estaba en plena actividad cultural con escenarios en diversas partes de la ciudad y colocación de obras de arte por la ciudad, como ésta de inspiración en Picaso que coincidimos cuando la estaban instalando.



Una de las dos entradas a uno de los escenarios montados en la calle.

No estaba permitido el paso, pero quería fotografiar el escenario decorado con flores.

Al lado el Palacio real

Adaptaciones de edificios modernos al antiguo.

este monumento a los soldados caídos lo he puesto por el camino adoquinado con tacos redondos de madera.

otra Iglesia Ortodoxa

Edificio del Gran Hotel Continental. 

Me gusta esta adaptación del Hotel Novotel a la fachada primitiva del edificio.

Teatro Odeon, los teatros resisten en toda Rumanía.

A lo largo del recorrido he visto varios relojes de este tipo para explicar en el panel algunos edificios históricos, como este bello edificio del Hotel Capsa.

Edificio del Banco Central Rumano.

Continúo por la calle Vivtoriei y a la altura de la calle Stavropoleos me encuentro con una preciosa dualidad de edificio histórico y uno moderno de cristal.

 El edificio de 1900, hoy Banco de Ahorros Nacional y

junto a él un edificio moderno de cristal del BancaComercial Rumano.

Entrando por la calle Stavrapoleos te encuentras con esta preciosa Iglesia monasterio del año 1724.

Ruinas romanas y estatua de Vlad Tepes el Empalador.

Antigua Pensión de Hanul lui Manuc, hoy restaurante muy demandado por el turismo y

cuya entrada está pavimentada con tacos de madera.

Desde este lugar crucé el casco antiguo en dirección al Boulevard I.C. Bratianu, para volver al hotel por los grandes bulevares.

parte del Bucarest que no fue derruido para hacer los grandes bulevares.


Edificio del Hospital Coltea.

Llegando a la Plaza de la Universidad y en una verja encontré una exposición fotográfica compartaiva de los años finales de Ceausescu y en la actualidad.


Año 1989 el del derrocamiento de Ceausescu.

El edificio de piedra y cristal se ha puesto más arriba.

El cauce del río Dambobita


Plaza de la Universidad, con el Teatro Nacional a la derecha.

Nuevo Teatro Nacional.

En una bocacalle me encuentro con este edificio singular que es la facultad de Arquitectura.

El boulevard Magheru con edificios construidos en la época de Ceausescu.


Plaza Romana, donde estábamos alojados

Al día siguiente nos acercamos hasta el parque Herastrau junto al Arco de Triunfo reconstruido, sobre uno anterior de madera, al finalizar la primera guerra mundial, como uno de los países vencedores.

Plaza de la Victoriei

Entrada al Parque Herastrau

Extenso lago en su interior.

Su estado estaba muy abandonado.

  Me hizo gracia la mazorca gigante de maíz, para vender mazorcas hervidas o asadas, que se comen por toda Rumanía.

De Bucarest me gustó su espíritu cultural con multiples ofertas de actos culturales, tanto en la calle ahora con buen tiempo como la de multiples recintos de teatros y palacios de cultura. Lo que me pareció un gran centro deportivo me comentó un conductor que era un gran palacio de cultura donde se desarrollan multiples actos culturales.

Una ciudad transformada en grandes avenidas por Ceausescu, bajo su idea de parecerse a París.

Y lo peor de Bucarest y no me puedo callar es el abuso de los Taxis, los tres jubiletas juntos tomamos cuatro taxis y los cuatro me hicieron una timada, devolverme mal los cambios, trampear el taxímetro o decirme que no me devolvía más porque eso era lo mínimo establecido por lo que opte por bajarme la aplicación de Uber y desplazarme con ellos seis veces incluso el traslado al aeropuerto. Tránsitos que con Uber pagué entre dos y tres euros con los taxis salieron cuatro e inclusive ocho euros.

Finaliza aquí este viaje de tres jubiletas por Rumanía, de la que he quedado prendado de sus paisajes, de su historia, de sus iglesias de madera, de sus monasterios e iglesias fortificados, de su gran cultura de la música y de sus gentes incluidos los taxistas de las demás ciudades, que fueron correctísimos entregándote tu ticket impreso del taxímetro.

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